El hilo argumental:
Todo reportaje ha de estructurarse con una intención. Las posibilidades teóricas son inmensas: intenciones críticas, explicativas, exaltatorias, biográficas, cronológicas... Un reportaje no puede yuxtaponer una sucesión de hechos. Cada párrafo ha de estar conectado sutilmente con el anterior, de modo que llevemos al lector de la mano por el camino que nosotros hemos escogido.
Conviene que el hilo conductor se muestre ya en la entradilla. Deberá aparecer durante la narración y servir para el colofón, que cuidaremos como lo más preciado de nuestro escrito.
En reportajes muy largos debemos decidir una estructura global del texto antes de comenzar a escribir. Una vez que se dispone del hilo conductor, se pueden concebir grupos de párrafos que funcionen a modo de pequeños capítulos, pero conectados entre sí con ciertos lazos generales. Eso permite, por ejemplo, crear pequeñas entradillas falsas al principio de cada capítulo, lo que deriva en un escrito ameno en el que vamos encontrando sorpresas poco a poco.
El periodista hará bien en emplear a lo largo del reportaje citas, anécdotas, ejemplos, descripciones, asuntos de interés humano. No hay que olvidar tampoco el truco literario de esconder algunos hechos para ponerlos sobre la mesa en el momento en que pueden alcanzar un mayor efecto. Siempre conviene evitar el peligro de contarlo todo de golpe.
Atribución de fuentes:
Así como en una noticia hemos visto que el según quién constituye un dato fundamental, en el reportaje se puede obviar la atribución de fuentes. Se supone que éstas son múltiples, y la continua referencia a los informantes puede convertirse en una reiteración tediosa. Sin embargo, sí deberá constar la fuente en pasajes especialmente delicados, o cuando consideremos que no se ha verificado suficientemente una circunstancia y, por tanto, avisemos al lector que la información que le trasladamos puede ser subjetiva.
Porque se supone que el periodista ha visto el lugar donde sucedió un hecho, ha hablado con sus actores, ha consultado sus propias fuentes... De no ocurrir así, y si el autor ha tomado información de obras publicadas, la cita sí se hace inexcusable.
+El desarrollo del reportaje:
De acuerdo con la índole del trabajo realizado, los datos conseguidos durante la investigación y el fin que el periodista se propone, hay diferentes formas de desarrollar un reportaje:
>Desarrollo por temas: cuando un reportaje tiene aspectos bien definidos, diferentes ángulos desde los que merece ser analizado, resulta conveniente agrupar por temas los datos recogidos. Cada tema vendrá a ser una especie de capítulo, a semejanza de los artículos que integram un estudio o una tesis. Esta capitulación favorece mucho la legibilidad del escrito y ayuda a su correcta y ordenada exposición, así como a la debida comprensión por parte del público.
>Desarrollo por fuentes de información: en reportajes complejos y amplios se puede recurrir a esta clase de desarrollo, que capitula el trabajo de acuerdo con las fuentes a las que acudió el periodista.
-Visita a barrios y casas: recorrido, descripción física y de ambiente, entrevistas.
-Institutos de viviendas: versión documental oficial y entrevistas sobre los visitado.
-Asociaciones de inquilinos: visión que éstas tienen acerca del problema.
-Centros de investigación: interpretación y propuestas de investigadores de nivel universitario.
-Instituciones y organismos particulares: visión y propuestas. Ambos se ocupan de un mismo reportaje, investigado en las mismas fuentes pero ordenado de distinta manera. Semejante al sistema anterior, el desarrollo por fuentes es característico de reportajes instructivos o demostrativos.
>Desarrollo por elementos de investigación: el reportaje estructurado con este sistema se ordena de la siguiente manera: personas, lugares, documentos. El orden de los tres elementos puede alterarse según convenga al interés del periodista, determinado por la jerarquización de los elementos informativos y el estilo literario.
En el renglón personas se distinguen dos categorías: especialistas o autoridades en la materia, con los que el reportero ha realizado entrevistas de información y de opinión, y personajes del reportaje que ameritan entrevistas de semblanza. El sistema es aplicable en reportajes demostrativos, instructivos, descriptivos y narrativos.
>Desarrollo cronológico: en el que los datos se ordenan en su orden histórico, a la manera de una crónica. Este recurso es característico de reportajes narrativos, cuando el tema que se aborda tiene en sí una secuencia temporal.
>Desarrollo en orden a la investigación: cuando los datos recogidos se agrupan durante el reporteo. Este sistema suele aplicarse cuando la planeación del reportaje no sufrió grandes alteraciones durante la realización, y ésta se efectuó ordenada y lógicamente. Mediante este desarrollo, el lector tiene la sensación de que "acompaña" al periodista en su investigación.
>Desarrollo enigmático: en el que los datos se ordenan de tal forma que crean suspenso narrativo, el cual se sostiene hábilmente durante todo el desarrollo, para no dar la clave que descifra y concede significación al reportaje sino hasta los últimos párrafos del texto.
+El remate: En la manera de concluir un reportaje suele reflejarse la mayor o menor maestría, el dominio con que el periodista ejerce su trabajo. El remate es "el broche de oro" con que debe cerrarse todo escrito; el párrafo final que hace sentir al lector que nada importante quedó por tratar.
Cierre o "párrafo del sabor":
La frase que cierre un reportaje -lo mismo que un artículo de opinión o en una crónica- adquiere el valor de las especias en cualquier condimento: es el sabor que permanece en el paladar unos segundos, el regusto que el lector se llevará junto con el del café con leche y en armonía con él. Jamás, por tanto, se debe cortar el último párrafo de un reportaje en el proceso de edición o ajuste (a no ser, claro está, que sea muy malo).
Se distinguen diferentes clases de remate:
>Remate de retorno: se finaliza con el mismo elemento utilizado en la entrada. Cualquier clase de entrada puede sugerirnos un remate de retorno. Gracias a este tipo de remate se logra dar al escrito una trayectoria circular y ceñirlo a los límites precisos que ayudan a producir la impresión de "trabajo terminado".
>Remate de conclusión: característico de los reportajes demostrativos en los que, tras de exponer las opiniones y los datos que conforman el problema, el reportero sintetiza las conclusiones lógicas.
<Ha desaparecido la nieve. Los vecinos de Sotres pueden llegarse hasta aquí si quieren, y los de Tresviso a Sotres si les viene en gana. Hoy, el pueblo que fue refugio de Juanín, uno de los últimos emboscados de la posguerra, no saldrá en el telediario; ni Evangelino, el alcalde, reclamará la pala quitanieves. Pero estos 40 vecinos sin escuela ni ambulatorio seguirán viviendo aislados> El País, 15 de diciembre de 1996. Pablo Ordaz.
El remate apuntala la tesis de todo el reportaje: un pueblo que vive aislado cuando nieva, y muy a su aire cuando no. La frase final lo lleva hacia arriba y sienta una conclusión informativa: nieve o no nieve, esta gente vive aislada del mundo.
>Remate de sugerencia o llamamiento: el que se aconseja o se sugiere a los lectores o a un determinado sector asumir una posición ante lo expuesto. En un reportaje sobre una contienda electoral, por ejemplo, el remate podría ser: "Toca a los votantes decir la última palabra".
>Remate rotundo: es el que se concluye con una o más frases, las menos posibles, que de manera sintética y rotunda reflejen el sentido de todo el reportaje. Puede lograrse con la combinación de elementos objetivos y de la conclusión del propio periodista.
>Remate de detalle: a semejanza de la entrada de detalle, el remate de este tipo concluye el reportaje con una anécdota, con una pequeña escena. Un reportaje sobre el zoológico podría concluir así:
A la salida del zoológico aparecen otra vez las pequeñas colegialas tomadas de la mano, en parejas. Sólo una de ellas, ojos oscuros y además travieso, tiene el atrevimiento de romper a escondidas el orden de la profesora, para regresar al corral de la jirafa y poner, sobre la lengua gris del animal, un cacahuate.
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